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  • Foto del escritorTerra Andina

Amor Inca

Amorinca, era un niño muy bueno, saludable y alegre que vivía en Chiclayork, gustaba tomar frecuentemente néctar de maracuyá con moringa y comer barritas nutritivas fortificadas con moringa, en el jardín de su casa.


Cierto día, cuando se encontraba consumiendo sus alimentos favoritos, vio pasar frente a él a un niño desaliñado y desanimado que caminaba despacio, y con la mirada fija en los alimentos que él degustaba. Al percatarse de ello Amorinca, se le acercó, pero éste echó a correr en forma despavorida.


—¡Tranquilo, tranquilo! —le gritaba Amorinca, pero el pequeño niño que aún huía con destreza le vociferó:

— ¡Tengo prisa, tengo prisa! y se perdió en la distancia.


Al otro día, como de costumbre, Amorinca salió a tomar sus alimentos en el jardín de su casa, y como tenía tanta hambre se aprestaba a comer su barra nutritiva y a tomar su delicioso néctar, cuando nuevamente vio venir al niño que había visto el día anterior.

Esta vez, se adelantó, le cerró el paso y le dijo:


— ¡Hola amigo, mi nombre es Amorinca!, ¿y el tuyo?

— ¡Miker Chektepék! —contestó tímidamente el niño.

— Te invito una barrita y un néctar, que mi papá Sebastián siempre produce para su eco tienda TERRA ANDINA, donde vende estos productos que son muy saludables. ¡Vamos, pruébalo!


La cara de Miker se iluminó de alegría, y sin perder tiempo dio un mordisco a la barrita y saboreo la bebida.

Luego entusiasmado dijo:

— ¡Que rica barrita, y que delicioso néctar! —afirmó. — ¡Yo nunca había probado algo así!


Entonces Amorinca, le preguntó:

— ¿Quieres más?

— ¡Si!, se apresuró a contestar el niño.

Recibió los alimentos y se fue raudo a cumplir las tareas que le había encomendado su mamá.


Después de varios días, la mamá de Miker fue a la casa del niño Amorinca, y solicitó hablar con la mamá. Este muy asustado y nervioso, llamó a su mamá; pero no dejaba de estar sorprendido por aquella inusual visita.


Luego del saludo protocolar, ambas señoras se sentaron, para platicar.

Doña Dora Musayón, una señora encantadora y de condición humilde, comenzó a llorar y a llorar con cierta desesperación, parecía que nadie podría controlarla. La mamá de Amorinca, la señora Dominga Mori, estaba sorprendida, no sabía que le pasaba, sin embargo trató de calmarla, hasta que ésta ya más tranquila articuló algunas palabras y dijo:


— ¡Usted y Amorinca son los responsables del cambio drástico de mi hijo Miker!

La mamá de Amorinca, se quedó muda, al escuchar, lo que escuchó.

Doña Dora, nuevamente empezó a llorar, esta vez con mayor intensidad.

— ¡Cálmese!... ¡Cálmese! —atinó a decir, la mamá de Amorinca, pasando la mano por el cabello de la señora Dora.


La señora Dora, con la voz aún entrecortada dijo:

— Mi hijo tenía anemia, problemas oculares, problemas digestivos, alergias, estaba muy flaquito y muy deprimido; pero gracias a la barrita nutritiva y al néctar que su hijo Amorinca le regalaba todos los días, mi hijo se ha sanado. Tiene un peso ideal, ya no padece de ninguna enfermedad, vive entusiasmado y con muchas ganas de comer. Él está sano, fuerte y feliz, y se lo agradezco de corazón a ustedes. Son unos ángeles que Dios, seguro me los envió.

— ¡Uy!, por un momento pensé que se trataba de algo malo, pero que alegría saber que mi hijo y en especial los productos hayan podido contribuir a la mejora de su hijo. TERRA ANDINA, los produce aquí en el norte con mucho amor.


Luego la señora Dora agregó:

— Miker, le tiene mucho cariño a su hijo Amorinca, le tiene mucha fe a la moringa, y ahora es su alimento favorito.

— ¡Qué bonito, que lindo niño! —replico doña Dominga, y luego añadió:

— ¡Miré!, acá tengo el kit completo de moringa para niños, el cual se lo voy a obsequiar. Contiene, además de la barrita, néctares de otros sabores, como de tamarindo, mango y arándanos, todos fortalecidos con moringa. Le van a encantar a Miker.

— ¡Y para usted, tenemos el kit saludable, que contiene cápsulas, polvo, hojas y semillas de moringa, que harán que usted se “Moringanice”, se alcalinice y refuerce su sistema inmunológico, para afrontar cualquier enfermedad. Además, para que se vea aún más guapa, tenemos el kit de belleza, que contiene aceite, jabón, crema y pomada de moringa.

— Suena interesante —dijo la señora Dora.

— ¡Consúmalos y úselos, y vera los resultados en el menor tiempo.


Sabe una cosa más! Agregó doña Dominga:

— ¡La moringa tiene 25 veces más hierro que las espinacas; 17 veces más calcio que la leche; 15 veces más potasio que el plátano; 10 veces más vitamina “A” que la zanahoria y 9 veces más proteína que el yogurt . Imagínese, es una rica fuente de nutrientes y minerales que no hay que desaprovechar, doña Dora.

— ¡Así lo haré doña Dominga!, ¡Gracias infinitas por todo!


Y así, con esa nutritiva conversación, terminó la inesperada visita.

Las señoras se despidieron muy amablemente y Amorinca y Miker se fundieron en un fuerte abrazo, así, todos quedaron muy felices.

Desde entonces, la moringa fue ampliamente conocida a nivel del vecindario, la ciudad, las ciudades vecinas y a nivel nacional.


Amorinca creció y nunca se cansó de obsequiar y difundir los beneficios de la moringa, “moringanizando” así a la mayor cantidad de población, para que ésta viva sana y viva bien. Su lema era: “Dime lo que comes, y te diré que consumas moringa”. Los niños y adolescentes adoraban a Amorinca, su héroe Súper Sano.


Autor: Rusvel Benavente. 2021. Chiclayo Perú.

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